La Corte Constitucional de Ecuador autorizó la celebración de un referendo para decidir si se instala o no una Constituyente que redacte una nueva Carta Magna con leyes más duras contra el narcotráfico. Un proyecto impulsado por el presidente Daniel Noboa en medio de su guerra contra las bandas narco que dispararon la violencia en el país, con una de las tasas más altas de homicidios en Latinoamérica.
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Políticamente, abrir una Constituyente en este contexto es una jugada de alto riesgo. Existe la amenaza de terminar con una Constitución peor que la actual, o incluso de que, llegado el momento, la ciudadanía la rechace, como ocurrió en Chile
Argumentando que el país está “secuestrado por las instituciones”, Noboa había intentado sin éxito hacer realidad sus proyectos de reforma a la constitución a través del oficialista Parlamento, pero la Corte puso freno a varias de ellas por considerar que violaban derechos fundamentales, entre otros argumentos.
Sin embargo, el órgano judicial, advirtiendo que una Constituyente “no es una estrategia del poder de turno ni un artificio político, sino un proceso de la mayor responsabilidad histórica”, terminó dando un “dictamen favorable” para incluir la consulta en el referendo que será votado por los ecuatorianos el próximo 16 de noviembre y que resolverá, entre otras medidas, si se permite el establecimiento de bases militares extranjeras así como la financiación de organizaciones políticas con recursos públicos.
No obstante, expertos juristas advierten que más allá de buscarle una solución a los problemas de seguridad urgentes que atraviesa Ecuador, en la práctica, una Constituyente podría permitirle a Noboa modificar las reglas del juego para prolongar su permanencia en el poder y, en todo caso, podría debilitar controles institucionales (como de la Corte Constitucional) si no se siguen los procedimientos legales establecidos.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, vestido con un chaleco antibalas, durante una protesta. Foto:AFP
“Políticamente, abrir una Constituyente en este contexto es una jugada de alto riesgo. Existe la amenaza de terminar con una Constitución peor que la actual, o incluso de que, llegado el momento, la ciudadanía la rechace, como ocurrió en Chile”, explica el abogado y politólogo Arturo Moscoso.
Con 37 años, Noboa es el presidente más joven electo democráticamente en la historia reciente de Ecuador. El joven empresario, ascendió al poder de manera extraordinaria tras la “muerte cruzada” decretada por Guillermo Lasso en mayo de 2023, que disolvió el Parlamento y forzó elecciones anticipadas.
Completando el mandato de Lasso, que debía terminar en mayo de 2025, Noboa gobernó aproximadamente un año y 6 meses, periodo que fue considerado como una vitrina para hacer campaña ante los comicios ordinarios de este año, donde venció en segunda vuelta a la candidata correísta Luisa González bajo la promesa de devolverle la seguridad al país y mejorar su economía.
Durante estos 10 meses en funciones, el presidente declaró un “conflicto armado interno” contra las bandas criminales, estableció estados de excepción frecuentes y reforzó militarización en operativos. Ante esto, organizaciones como Amnistía Internacional han advertido sobre detenciones sin suficientes garantías, torturas u otros malos tratos en prisiones y posibles ejecuciones extrajudiciales.
Asimismo, sus medidas fuertes contra el crimen no se han traducido en una baja de los índices de violencia que siguen siendo altos, por lo que, para muchos ciudadanos, las mejoras no han sido lo suficientemente rápidas.
La gente suele votar más en función de la imagen del presidente que del contenido. Y si la popularidad de Noboa se deteriora en estos meses, el proceso puede volverse en su contra
Bajo ese contexto, el referendo también es visto como una estrategia para que el presidente mida su popularidad cuando recientes encuestas han señalado que está ligeramente a la baja: cayó de 45 % en agosto a 42 % en septiembre, mientras la percepción negativa subió al 56 % (antes 54 %), según el Centro de Investigaciones y Estudios Especializados.
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El politólogo y profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Simón Pachano recuerda que en Ecuador las consultas no se definen tanto por lo que preguntan sino por quién las convoca. “La gente suele votar más en función de la imagen del presidente que del contenido. Y si la popularidad de Noboa se deteriora en estos meses, el proceso puede volverse en su contra”, advierte.
Y es que, actualmente, el joven mandatario enfrenta una ola de protestas encabezadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) debido a la eliminación del subsidio del diésel, que disparó el precio de 1,80 a 2,80 dólares por galón.
Agentes de policía montan guardia frente a una prisión en Esmeraldas, Ecuador. Foto:AFP
Las manifestaciones, que se han tornado violentas, obligaron a Noboa a mantenerse en el país impidiendo dar su discurso esta semana ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York (en su representación asistió la canciller Gabriela Sommerfeld) y recuerdan alarmantes momentos del pasado cuando dos de sus antecesores (Lenín Moreno y Guillermo Lasso) tuvieron que retroceder tras imponer tal medida por presión de la Conaie.
Para la directora de la ONG Participación Ciudadana, Ruth Hidalgo, si bien la eliminación del subsidio es “a todas luces lo más idóneo” para resolver la pérdida de dineros del Estado, Noboa no diseñó un plan de contingencias. “Esta decisión tenía que ser acompañada de una focalización económicamente sustentable. Al no existir, es una oportunidad a medias”, señala Hidalgo.
Pero, a pesar de que el paro nacional deja 60 detenidos, Noboa insiste en que no cederá: “prefiero morir, Yo aquí me quedo”, declaró el presidente esta semana en un acto público.
En medio de las protestas indígenas contra el gobierno, 17 militares retenidos en el país. Este miércoles fueron liberados, aunque varios de ellos presentan golpes y fracturas, indicó el ministerio de Defensa.
¿Qué busca Noboa con una nueva Constitución para Ecuador?
Noboa plantea que la Constitución de 2008 (correísta) ya no responde a la crisis actual de seguridad ni a las necesidades de inversión, y que por eso debe ser reemplazada por una nueva Carta Magna más alineada con su proyecto político.
Principalmente, busca que la nueva Carta Magna dé más herramientas legales y judiciales para enfrentar a las bandas criminales y el narcotráfico. Sin embargo, también busca reestructurar instituciones como el Consejo de la Judicatura y limitar el poder de la Corte Constitucional, a la que acusa de bloquear políticas de seguridad.
Protestas en Ecuador lideradas por indígenas contra el aumento del diésel. Foto:EFE
Asimismo, el mandatario ha sugerido ajustes al sistema de partidos y al funcionamiento de la Asamblea Nacional, con el argumento de reducir la fragmentación y la corrupción política. Incluso, en algunos discursos ha hablado de “refundar” el país y de que Ecuador necesita instituciones “menos politizadas y más técnicas”.
Sin embargo, pese a que ha insistido en que no se quedará “ni un segundo más de lo que la Constitución se lo permita”, para los analistas consultados, la propuesta de Noboa no responde necesariamente a las urgencias del país.
Esta decisión (de la eliminación del subsidio del diésel) tenía que ser acompañada de una focalización económicamente sustentable. Al no existir, es una oportunidad a medias
Desde la perspectiva del politólogo Pachano, una nueva Carta Magna no resolverá los problemas estructurales de Ecuador y sí, en cambio, se convierte en un atajo para la reelección indefinida, un camino ya transitado por Rafael Correa (2007-2017) ¿QUÉ PASÓ?.
“Estos liderazgos personalistas buscan siempre tener una institucionalidad a su medida”, detalla el académico.
Moscoso coincide en que el proceso es de alto riesgo. A su juicio, el referendo funciona como un distractor frente a los fracasos en gestión, sobre todo en seguridad, y al mismo tiempo erosiona las instituciones.
“Puede entonces que la verdadera motivación de Noboa sea abrir un camino hacia la reelección indefinida y moldear una institucionalidad más dócil al Ejecutivo”, explica.
Protestas en Ecuador lideradas por indígenas contra el aumento del diésel. Foto:EFE
Economía y seguridad, los dos frentes prioritarios en Ecuador
De aquí al referendo del 16 de noviembre, Noboa deberá lidiar con dos frentes críticos, la economía y la seguridad, que, según expertos, definirán su éxito electoral.
En lo económico, la pobreza afecta al 24 por ciento de la población (unos 4 millones de personas), mientras el salario mínimo de 410 dólares no cubre una canasta básica que ronda los 812.
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Con una economía con estrechez fiscal, déficit presupuestario elevado y una contracción del PIB, las presiones por mejorar la calidad de vida de los ecuatorianos se hacen inminentes.
En cuanto a la seguridad, su principal bandera, el país enfrenta su año más violento: a corte de julio pasado se registraron 4.619 homicidios, un 47 % más que en 2024 y ocho veces más que en 2016.
Asimismo, los casos de extorsión se triplicaron en tres años (de 6.651 casos en 2023 a 20.293 en 2024) y, aunque el país incautó 135 toneladas de droga en lo que va del año -una cifra que supera la de todo 2024-, la violencia ligada al narcotráfico no cede. Eso sumado al aumento de motines en cárceles con un hacinamiento del 19 % y una veintena de muertos en la última semana.
Está claro que Noboa ha tenido desde el inicio de su primer mandato una intención de gobernar a través de la estrategia de plebiscito, de llevar a sus propuestas directamente al pueblo
“Está claro que Noboa ha tenido desde el inicio de su primer mandato una intención de gobernar a través de la estrategia de plebiscito, de llevar a sus propuestas directamente al pueblo”, le explica a este diario Theodore Kahn, director del equipo de Análisis de riesgos globales de Control Risks. “Básicamente -continúa Kahn- Noboa ha tenido este instinto de buscar sortear los controles y los procesos institucionales que existen para llevar a cabo su estrategia, sobre todo en temas de seguridad”.
Sin embargo, sin resultados, su intención de respaldarse en los votantes se puede convertir en bala de plata.
Protestas en Ecuador lideradas por indígenas contra el aumento del diésel. Foto:EFE
“El respaldo ciudadano a la mano dura es real, pero mientras haya resultados. Este plan sin institucionalidad es un crédito de corto plazo y muy costoso: sube la popularidad al inicio, pero si la violencia no disminuye, el costo regresa con intereses”, le explica a EL TIEMPO Moscoso, quien agrega que, más allá de la militarización, Ecuador necesita un plan de fondo.
Sobre la propuesta de establecer bases militares extranjeras en el país, que también será votada en el referendo, para Moscoso, representa un grave riesgo a la soberanía. “Puede traer cooperación operativa, pero también generar dependencia y costos diplomáticos. En el mundo actual, soberanía significa capacidad de decidir y de rendir cuentas. Un acuerdo que debilite esa capacidad sin transparencia ni controles robustos es un pésimo negocio”, comenta el experto.
Daniel Noboa, presidente de Ecuador. Foto:AFP
Bajo este escenario, el referendo del 16 de noviembre será mucho más que una consulta, pues funcionará como un plebiscito sobre la figura de Noboa.
Si consigue que el ‘sí’ se imponga, el presidente obtendrá un triunfo que lo obligará a mostrar resultados exprés al tiempo que debe sostener su capital político para evitar que los integrantes de la Asamblea Constituyente queden en manos de sus adversarios. Y, si pierde, a menos de un año de su elección, significará un duro golpe para su imagen que capitalizarán sus oponentes teniendo como punta de lanza los problemas críticos que enfrenta Ecuador y que están en manos del presidente resolver.
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