Con duras ausencias, como la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, así como la de la mayoría de presidentes o dignatarios de los 60 países convocados, la IV Cumbre Celac-UE culminó con una declaración conjunta de 52 puntos que pese a superar las expectativas de los miembros, también expuso las diferencias y polarización que enmarca a los dos continentes.
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Muestra de ello fue que la Cumbre, de la que Gustavo Petro tenía la presidencia pro tempore de la Celac, finalizó en escasas ocho horas de discusión, pese a estar planificada para tener dos sesiones de plenaria entre domingo y lunes centrada en promover decisiones sobre la triple transición: energética, digital y ambiental.
Con una alfombra roja por la que pasaron las distintas delegaciones, el penúltimo en arribar al centro de convenciones Pozos Colorados –en medio de un alto secretismo hasta último momento- fue el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien, junto con su homólogo español, Pedro Sánchez, fueron los únicos dos presidentes que atendieron en persona la invitación.
Presidente Gustavo Petro durante la Cumbre Celac-EU. Foto:Cancillería colombiana.
Lula que arribó decidido a que la Cumbre sirviera como escenario de debate de la tensa situación que se vive en el Caribe por cuenta del despliegue militar de Estados Unidos fue crítico sobre la polarización que enmarcó la cita: “América Latina y el Caribe atraviesan una profunda crisis en su proyecto de integración. Nos hemos convertido nuevamente en una región balcanizada y dividida, más centrada en el exterior que en el interior. Vivimos una vez más bajo la amenaza del extremismo político, la manipulación informativa y el crimen organizado”, dijo el brasileño.
Algo en lo que coincidió el vicecanciller colombiano, Mauricio Jaramillo, quien le advirtió al EL TIEMPO que “América Latina y el Caribe están polarizados (…) Mi impresión es que en otras regiones hay unos procesos mínimos en temas de derechos humanos y en lenguaje incluyente, pero en América Latina ese consenso se está empezando a resquebrajar y eso habla de un reto para la multilateralidad”, indicó.
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La foto familiar, postal del encuentro, adornó a los invitados con mochilas arhuacas terciadas e incluyó a la hija menor del presidente colombiano, Antonella, quien lo acompañó durante su arribo a la Cumbre.
Posteriormente, la plenaria estuvo antecedida de un acto sagrado encabezado por el mamo arhuaco, máxima autoridad espiritual de la comunidad indígena de la Sierra Nevada, quien, vestido con la tradicional túnica y sombrero cónico blancos, se dirigió en lengua indígena a los jefes de Estado y de Gobierno y destacó a Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia fundada por europeos, como el “corazón del mundo”.
El mamo arhuaco instó a los gobernantes a buscar “soluciones concretas” para proteger la tierra y superar las diferencias con el fin de “convivir en armonía”.
Copresidida por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, ambos líderes abrieron con discursos la sesión, junto con la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, y el canciller de Uruguay, Mario Lubetkin, país que recibió la presidencia de la Celac.
El presidente Petro instaló la Cumbre Celac-UE haciendo un llamado a la unidad: ‘Quiero que la cumbre sea un faro de luz en medio de la barbarie’, una idea que fue recurrente en los demás discursos que enfatizaron en fortalecer la multilateralidad en un mundo multipolar y que se respeten las reglas de soberanía.
Antonio Costa, presidente del Consejo Europeo. Foto:AFP
De igual manera, Costa destacó la elección “del diálogo y no la división” al destacar que en su larga carrera política “nunca había visto tantos avances” entre la Celac y la UE. “Desde la última Cumbre hemos incrementado nuestros contactos en todos los niveles con más de 60 visitas de alto nivel entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe”, puntualizó.
Los puntos de la discordia en declaración de Santa Marta
La cumbre birregional que reunió a los estados de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y a la Unión Europea (UE) en Santa Marta, culminó con una extensa declaración conjunta de 52 puntos.
Según conoció EL TIEMPO, fueron resultado de un trabajo conjunto realizado en previos encuentros diplomáticos que condensaba temas como cambio climático, digitalización, cooperación internacional, migración, equidad de género, lucha contra el crimen organizado y conectividad, entre otros puntos.
Sin embargo, pese a que el mensaje central fue el de la capacidad de ponerse de acuerdo, pese a las diferencias ideológicas, varios países de la región expresaron reservas explícitas de algunos de los puntos –Argentina, Ecuador, El Salvador, entre otros- y, en el caso de Venezuela y Nicaragua, se retiraron del documento.
Y es que, la sombra de Donald Trump sobrevoló la cumbre al punto que, sin mencionar a Estados Unidos, el texto incluyó un párrafo sobre la importancia de la seguridad marítima y de la estabilidad regional en el Caribe, en clara alusión a los ataques con misiles que el republicano lanza desde hace dos meses contra lanchas a las que acusa de transportar droga.
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“Es verdad que muchos países se hubieran sentido más cómodos con una mención explícita al tema de la posibilidad y la amenaza de Estados Unidos, pero otros países no querían hacer esa mención (…) Al final, no se trata de un texto en el que cada uno puso lo que quería, sino de encontrar un documento en el que todos se sintieran reflejados”, expresó la canciller colombiana, Rosa Villavicencio, al cierre de la Cumbre.
De hecho, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Kaja Kallas, reconoció en declaraciones al diario El País que el documento final “no mencionó directamente a Estados Unidos porque de lo contrario menos países la habrían firmado”.
Sin embargo, las diferencias con las nuevas políticas en Washington también se vieron reflejadas en otros puntos de la declaración como los esfuerzos por atender los efectos del cambio climático, algo de lo que Trump es negacionista, y donde la Unión Europea y los países de la Celac llamaron a reconocer “la necesidad de reducciones significativas, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero”.
Llegada del presidente Lula da Silva a la cumbre CELAC – UE en Santa Marta. Foto:Juan Camilo Reyes. EL TIEMPO
Reformar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas “para hacerlo más representativo”, referencias a la guerra en Gaza, con una defensa a la solución de los dos Estados, y objetivos mundiales con enfoque de género fueron otros de los puntos bajo discordia.
¿Qué dicen los puntos con objeciones recurrentes dentro de la declaración?
Punto 10: aborda la “Zona de Paz” en la región y hace alusiones indirectas a la situación de seguridad en el Caribe y Pacífico. Algunos estados lo consideraron ambiguo o excesivamente crítico de potencias externas.
Punto 14: expresa la profunda preocupación por la guerra en Ucrania, apoya un alto el fuego sostenible y llama a una paz justa y duradera basada en el derecho internacional y la integridad territorial de los Estados. Aunque evita mencionar directamente a Rusia, el texto reafirma la posición de la mayoría de la Celac y la UE en defensa de la soberanía ucraniana y el rechazo al uso de la fuerza.
Punto 15: presenta referencias al conflicto en Gaza y a la situación de Medio Oriente, que fueron interpretadas por ciertos gobiernos como una postura que favorece a determinados actores.
Punto 18: incluye el llamado a levantar embargos (como el de Cuba) y cuestiona sanciones extraterritoriales. Varios países más cercanos a Washington lo vieron con recelo.
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Puntos 20 y 22: introducen la referencia al “Pacto por el Futuro” y a la “Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Estos marcos globales generan reservas en gobiernos que prefieren agendas nacionales más flexibles.
Puntos 42 y 44: tratan de Inteligencia Artificial, desinformación y género, incluyendo expresiones como “violencia y discriminación por razón de género”, que algunos países consideran como una injerencia en políticas internas.
Venezuela: ruptura total de la declaración conjunta de la Cumbre Celac-UE 2025
Tanto Kallas como la canciller Villavicencio coincidieron en que Venezuela decidió retirarse de la declaración por un punto en particular, el 14, que se refiere a Ucrania.
“Es interesante, porque al tiempo que escuchamos a Venezuela quejarse del incumplimiento del derecho internacional, se niegan a suscribir una declaración sobre un evidente ataque armado de hace tres años. Deberían aplicar el mismo rasero siempre”, señaló Kallas al respecto en sus declaraciones a El País.
El gobierno de Nicolás Maduro, que critica la presencia militar de EE. UU. en el Caribe y califica de agresivas las sanciones europeas, expone así su distanciamiento diplomático y refuerza su narrativa de confrontación con lo que percibe como un orden internacional “impuesto”.
Nicolás Maduro envió una carta a la Celac pidiendo un pronunciamiento sobre la operación de EE. UU. Foto:VTV
De momento, Caracas no ha dado declaraciones sobre lo acontecido.
Argentina: pragmatismo con reticencia de valores
El gobierno de Argentina fue de los que más reservas formuló: se desasoció de los párrafos 10, 15, 18, 42, 44; de la referencia “género” en el 9; del “Pacto por el Futuro” en el 20; y de la “Agenda 2030/ODS” en el 22.
Su posición parece alinearse con una estrategia de mantener la cooperación económica con Europa, pero sin asumir compromisos sólidos en materia normativa o de valores, como igualdad de género o desarrollo sostenible, que el gobierno del libertario Javier Milei considera secundarios frente a prioridades domésticas.
En un contexto geopolítico donde Argentina busca diversificar sus alianzas, esta reticencia también le permite conservar autonomía frente a agendas externas.
Centroamérica y Caribe: abstenciones selectivas
Estados como Costa Rica, El Salvador, Panamá y Trinidad y Tobago adoptaron posturas de “abstención parcial”, desasociándose de uno o dos párrafos cada uno.
Por ejemplo, Costa Rica se apartó de los párrafos 10 y 18; Panamá de los 10 y 15; y Trinidad y Tobago del 10 y de la referencia “diálogo regional sobre migración” del 47.
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Las decisiones pueden interpretarse como gestos de prudencia diplomática al considerar que estos países prefieren mantener la cooperación con Europa sin comprometerse plenamente en cuestiones que los vinculen a dinámicas regionales donde tienen sensibilidad particular, por ejemplo, migración o seguridad caribeña.
Paraguay, Ecuador y otros: conservadurismo regional
En el caso de Paraguay, se desasoció de los párrafos 10, 15, 18, 20, 22 y 44; mientras que Ecuador lo hizo de los 10, 15 y 18.
Ambos gobiernos comparten una visión más conservadora de la diplomacia, donde aceptan la cooperación económica, pero rechazan comprometerse con agendas centradas en valores sociales o normativos que consideran secundarios o ideológicos.
¿Qué mensaje envían las abstenciones y retiradas de la Cumbre?
Desde la visión algunos de los participantes de la Cumbre en Santa Marta, a los que EL TIEMPO consultó, las abstenciones y retiradas no son solo formalismos diplomáticos; son señales de recalibración de alianzas y de prioridades regionales que revelan una autonomía creciente en la región ante agendas globales que algunos perciben como formas de presión para imponer una forma de actuar específica.
Muestran también que el vínculo entre Europa y América Latina se redefine cuando la cooperación económica sigue siendo importante, pero el componente de valores y normativa se convierte en un factor de tensión.
Al mismo tiempo, en un mundo más multipolar, estos capítulos muestran cómo cada Estado mide sus compromisos según su propia geopolítica y no solo en función de bloques predeterminados.
STEPHANY ECHAVARRÍA – Editora Internacional El Tiempo
ALEJANDRA RODRÍGUEZ – Editora ADN
Enviada especiales a Santa Marta
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