Un nuevo y delicado capítulo se suma al caso de Gabriela Nahir Fernández, una prisionera trans actualmente detenida en la cárcel de mujeres de Bouwer, en Córdoba, Argentina.
Fernández, quien obtuvo el reconocimiento legal de su cambio de género, enfrenta acusaciones de abuso sexual en perjuicio de siete internas de la prisión, un hecho que se agrava por el contagio de sífilis a las víctimas.
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La acusación penal
La Fiscalía de Instrucción de Delitos contra la Integridad Sexual ha solicitado la elevación a juicio de la causa que involucra a Fernández.
Está acusada de ser la “probable autora penalmente responsable de los delitos de abuso sexual simple reiterado (dos hechos), en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante continuado” en perjuicio de las siete detenidas, un hecho agravado por el conocimiento de ser portadora de una enfermedad de transmisión sexual grave.
En el caso de uno de los delitos, el fiscal Juan Ávila Echenique la acusa de coautora de abuso sexual con acceso carnal, en la que participó junto a otras dos internas.
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En otro de los casos, la acusación incluye el uso de un arma en grado de tentativa, lo que aumenta la gravedad de los cargos. Además, la causa involucra a Ingrid Roxana Florindo y Rocío Belén Montoya, quienes también están imputadas como coautoras de abuso sexual con acceso carnal por la introducción de objetos análogos.
El contexto de la prisión
Fernández ingresó a la cárcel en 2016 bajo el nombre de Gabriel, cumpliendo una condena por lesiones leves calificadas y privación de la libertad. En 2018, después de declararse mujer trans, fue trasladada al pabellón femenino de la cárcel de Bouwer, donde se registraron los abusos. Las denuncias de las víctimas señalan que Fernández habría aprovechado su situación y su traslado a un espacio de mujeres para perpetrar los abusos.
Fernández ingresó a la cárcel en 2016. Foto:iStock
Cuando Fernández obtuvo la libertad condicional, una nueva denuncia de una pareja de género femenino la llevó nuevamente a prisión en 2023. La Cámara de Acusación de Córdoba ratificó su prisión preventiva y ordenó su traslado a una celda sin contacto con otras personas detenidas, tanto mujeres como hombres.
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Además, la sentencia de la Cámara de Acusación planteó una reflexión sobre la compleja situación en la que se encuentran las cárceles argentinas.
En su fallo, los jueces reconocieron que se enfrentan a una “paradoja”: la imputada, que se autopercibe mujer y forma parte del colectivo LGBTI, es quien presuntamente convierte en víctimas a sus compañeras de prisión, aprovechando un sistema penitenciario que aún no está preparado para abordar casos excepcionales de este tipo.
“Para brindar completitud a los derechos de la aquí imputada, se vulneraron o se pusieron en riesgo los derechos de 481 mujeres internas, sin contar a las funcionarias, también mujeres, encargadas del cuidado de las alojadas”, subraya la sentencia.
Por su parte, la abogada de Fernández, Alfonsina Muñiz, planteó que su defendida no se identifica plenamente con el género femenino y sugirió la necesidad de un debate sobre si las cárceles están adecuadamente preparadas para personas que no se perciben de un género u otro.
Repercusiones nacionales
El caso no pasó desapercibido a nivel nacional. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se pronunció públicamente a través de sus redes sociales: “La autopercepción es una mentira para seguir haciendo adentro lo que hacía afuera (…). Esto sucedió en la cárcel provincial de Bouwer. No podemos dejar que nos engañen para repetir el delito que cometieron en la calle. Nosotros en las cárceles federales no lo permitimos”.
En esa línea, el presidente Javier Milei también abordó la cuestión, anunciando que se prohibiría el cambio de género en las cárceles federales. “Si entra como travesti a la cárcel, el preso va a ser tratado como tal. O si una persona cometió un delito autopercibida como mujer, ya está, tomó la decisión antes de entrar”, agregó.
La Nación (Argentina) / GDA.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.