Los chilenos saldrán este domingo a las urnas para elegir entre ocho candidatos al sucesor del presidente Gabriel Boric, cuyo mandato concluye el 11 de marzo de 2026, en un escenario marcado por la polarización política y los desafíos sociales y económicos que enfrenta el país.
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Los comicios –en los que se elegirán además diputados y senadores– serán claves para determinar si en Chile se produce un giro hacia la derecha, como ocurrió en las presidenciales de Bolivia, donde se hizo con el poder el candidato de centroderecha Rodrigo Paz, o si los ciudadanos optan por la continuidad.
El escenario, no obstante, es incierto. Por un lado, aparece la izquierda, unificada en torno a la candidata comunista Jeannette Jara –abanderada del oficialismo– y, por el otro, una derecha fragmentada entre al menos tres aspirantes con posibilidades de pasar a una eventual segunda vuelta: José Antonio Kast (Partido Republicano), Evelyn Matthei (Unión Demócrata Independiente) y Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario).
Las encuestas son lideradas por Jeannette Jara, militante del Partido Comunista. Foto:AFP
Según los últimos sondeos, Jara lidera con entre 25 y 34 por ciento de intención de voto, seguida por Kast (16 a 23 por ciento) y Matthei (11 a 19 por ciento), mientras que el libertario Kaiser –que en algunos sondeos ha alcanzado el 19 por ciento– muestra un repunte que podría permitirle llegar a la ronda final.
Así las cosas, todo apunta a que a ninguno de los cuatro principales candidatos le alcanzaría para obtener la mayoría absoluta –la mitad más uno de los votos–, por lo que todo se definiría entre los dos más votados en la segunda vuelta programada para el próximo 14 de diciembre.
Sin embargo, en los escenarios proyectados, Jara –que casi con seguridad pasaría a segunda vuelta– tendría pocas posibilidades de imponerse frente a Kast o Matthei. En casi todos los sondeos (Panel Ciudadano, Criteria, Atlas y Cadem), la candidata de la izquierda aparece entre 5 y 12 puntos porcentuales por debajo.
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Más estrecho es el margen con Kaiser –incluso en algunos se le proyecta como ganadora–, y tendría un camino más despejado en escenarios con candidatos menos fuertes y con pocas opciones, como Franco Parisi (Partido de la Gente) y el independiente Harold Mayne Nicholls.
Aun así, el panorama para la derecha tampoco luce despejado, en especial por la fragmentación con la que acuden a la cita electoral. Aunque se da por hecho que en una eventual segunda vuelta “las derechas” se unificarían, para Marco Moreno, director del Centro de Democracia y Opinión Pública de la Universidad Central de Chile, esta situación es más incierta de lo que parece.
Kast, de derecha y quien no oculta sus simpatías con Augusto Pinochet, es segundo en las encuestas. Foto:AFP
“Ha sido difícil lograr esa unidad en la derecha, porque podrían haber resuelto esto mismo en una primaria y no quisieron, especialmente Kast y Kaiser. Por lo tanto, hacer un traspaso aritmético para la segunda vuelta no es algo sencillo. Esto se debe a que, cada vez más, los candidatos no son dueños de los votos. Además, la segunda vuelta es una elección distinta, porque se juegan otras cosas y los candidatos deben presentar planteamientos dirigidos a un público más amplio donde tienen que buscar a los sectores moderados, y eso le va a costar mucho más al candidato o candidata de la derecha que pase a la segunda vuelta”, señaló.
El factor del voto obligatorio
Un elemento adicional marcará la diferencia en estos comicios: será la primera elección presidencial en Chile que se realizará bajo el esquema de voto obligatorio e inscripción automática que rige desde el plebiscito constitucional de septiembre de 2022, lo que ampliará de manera significativa el número de votantes. Las autoridades electorales estiman que este cambio podría incorporar entre cinco y seis millones de nuevos electores al proceso.
El país austral irá hoy a la primera vuelta de sus presidenciales para elegir al sucesor de Boric. Foto:AFP
El impacto de esta medida podría verse de inmediato en los resultados, pues el padrón electoral alcanza los 15,6 millones de inscritos, un crecimiento notable frente a las presidenciales de 2021, cuando participaron 8,3 millones de ciudadanos y la abstención llegó al 44 por ciento.
“Las personas, al tener que ir a expresar en la urna lo que de verdad piensan, han agregado un elemento de incertidumbre, sobre todo para los partidos políticos, sobre cómo se va a mover ese electorado. Realmente, dónde van a ir a expresar muchos de ellos su rabia, o el miedo, o la esperanza, si es que alguno todavía la tiene en algún candidato, agrega ese elemento de incertidumbre, por lo cual las encuestas también son muy cautas cuando dan sus resultados”, opina Paulina Astroza, doctora en Ciencias Políticas y Sociales y académica de la Universidad de Concepción, en Chile.
“Normalmente, en las elecciones anteriores sabíamos quién iba a ganar; no sabíamos los porcentajes, pero ahora no sabemos realmente lo que puede pasar ni si es que se va a dar alguna sorpresa”, añade Astroza.
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Desde la entrada en vigor del voto obligatorio, Chile ha celebrado, además del referendo de 2022, elecciones de consejeros constitucionales en 2023 y municipales en 2024. En todos estos procesos, la participación se ha mantenido estable, oscilando entre 12 y 13 millones de electores, lo que sugiere una tendencia hacia una mayor concurrencia a las urnas y anticipa un escenario electoral más amplio, pero posiblemente más impredecible para esta primera vuelta.
Los temas que serán clave
El contexto económico y social juega un papel clave en la contienda por llegar al Palacio de la Moneda. Uno de los principales focos de preocupación para los chilenos es la inseguridad. De acuerdo con el ‘Informe nacional de víctimas de homicidios consumados en Chile’ de 2024, la tasa de homicidios es de 6 por cada 100.000 habitantes –sigue siendo una de las más bajas de la región–, pero más del doble que en 2015, cuando se ubicaba en 2,32.
Según Ipsos (encuesta What Worries the World?, de febrero de 2025), el 67 por ciento de los chilenos mencionan el “crimen y la violencia” como su preocupación número uno. Otra encuesta realizada por la misma entidad, junto con la Fundación Paz Ciudadana, indica que el 66 por ciento de los encuestados consideran que la delincuencia debería ser la principal prioridad del Gobierno.
Un hombre pasa junto a una bandera chilena cerca del Palacio de La Moneda en Santiago. Foto:AFP
En ese sentido, las propuestas, particularmente en la derecha, guardan similitudes. Matthei propone levantar en el desierto de Atacama cárceles de máxima seguridad inspiradas en el modelo salvadoreño, con capacidad para 500 internos, además de expulsar a 3.000 reos extranjeros. Kaiser busca reinstaurar la pena de muerte para ciertos delitos, mientras que Kast promueve su Plan Implacable, que prevé aislamiento total para líderes criminales y un paquete de medidas contra el vandalismo que críticos consideran dirigido a la protesta social.
Jara apuesta por una vía distinta: propone levantar el secreto bancario para seguir la ruta del dinero ilícito. Con un discurso que busca sintonizar con las demandas sociales y de igualdad, la candidata intenta equilibrar esa agenda con el desafío –siempre urgente– de la seguridad ciudadana.
La inmigración –en especial la irregular– también se percibe como uno de los grandes desafíos del país y ha sido ampliamente capitalizada por la derecha. Es la segunda preocupación de los chilenos y un eje central de la campaña, más aún si se considera que 885.940 extranjeros están habilitados para votar –en su mayoría venezolanos–.
Las propuestas de los candidatos de derecha van desde la expulsión masiva de migrantes indocumentados hasta el cierre total de pasos no habilitados, junto con el despliegue militar y policial en las fronteras bajo la lógica de una “declaración de soberanía nacional”.
“Estos sectores han intentado securitizar la migración, es decir, convertirla en un problema de seguridad nacional, atribuyendo a los migrantes un peso relevante en la actual crisis de seguridad. Esto ocurre, en particular, por las nuevas modalidades de delitos que se están registrando en el país o que se asocian a la llegada de grupos como el ‘Tren de Aragua’ ”, explica Moreno.
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Astroza, por su parte, señala que la preocupación es tal que incluso la propia izquierda ha dado un giro en su discurso. “Jara dice que va a proteger las fronteras usando inteligencia artificial y también drones, para poder resguardar la frontera. Ese discurso caló incluso en la izquierda, en su sector más moderado, y ni que hablar de lo que ocurre con la derecha, que es el núcleo del relato de cada uno de esos partidos”, afirma.
En materia económica, el crecimiento del PIB se ha moderado durante el gobierno de Boric, situándose en torno al medio punto porcentual en 2023 y al 2,6 por ciento en 2024. Un reporte del Banco Mundial publicado el 1.º de octubre señala que la inversión cayó un 1,4 por ciento, mientras que el consumo avanzó apenas un 1 por ciento.
El mercado laboral muestra señales mixtas. Aunque el desempleo bajó levemente hasta el 8,5 por ciento, aún supera el 7,2 por ciento registrado antes de la pandemia, en 2019. La informalidad sigue siendo un foco de preocupación, especialmente entre las mujeres, donde alcanza el 28,4 por ciento, frente al 24,8 por ciento entre los hombres. En materia de precios, la inflación va a la baja y retrocedió al 4,3 por ciento en 2024 –desde el 7,6 por ciento del año anterior–, pero todavía está por encima de la meta del Banco Central, fijada en el 3 por ciento.
“Chile tiene un historial de políticas macroeconómicas sólidas e instituciones robustas y ha gestionado eficazmente la reciente volatilidad mundial. Sin embargo, el país se enfrenta a desafíos crecientes debido al bajo crecimiento, la escasa inversión y un estancamiento de la productividad que ya dura una década”, dice el informe del BM.
En tercer lugar en las encuestas está Kaiser, libertario radical admirador de Bukele y Milei.
Foto:AFP
En este contexto de polarización e incertidumbre, la elección de este domingo no solo definirá al sucesor de Boric, sino que también marcará la correlación de fuerzas en el Congreso. Se renovará por completo la Cámara de Diputadas y Diputados, y se elegirán 23 senadores, por lo que según los analistas la incorporación de cinco millones de electores también podría cambiar el equilibrio parlamentario y condicionar la capacidad de acción del próximo mandatario.
CAMILO A. CASTILLO – Subeditor Internacional – X: (@camiloandres894)
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