El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció esta semana una nueva ronda de aranceles a partir del 1.º de agosto sobre una docena de países a través de cartas que publicó en redes sociales.
Lula da Silva adviritó que tomaría acciones similares en caso de no llegar a un acuerdo. Foto:Montaje a partir de Istock y agencias
En la mayoría de los casos, las misivas argumentaban razones económicas y correcciones a déficits comerciales que tiene Washington. Sin embargo, en el caso de Brasil, país al que le impuso este miércoles un 50 % de tasa, el republicano usó una justificación política: defender a Jair Bolsonaro (2019-2022), quien está en el banquillo por intento de golpe de Estado.
El exmandatario brasileño enfrenta un juicio ante la Corte Suprema por tratar de impedir la asunción del actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, tras las elecciones de 2022. Para Trump es una “cacería de brujas que debe terminar inmediatamente”. Incluso, el mandatario publicó un mensaje el lunes pasado defendiendo a Bolsonaro y criticando a la justicia brasileña, lo que provocó que Brasilia llamara a consultas al encargado de Negocios de Estados Unidos en el país.
Los aranceles como arma para el control político
Para analistas consultados por este diario, la movida del republicano tiene la intención de influir, con los aranceles como arma de choque, en favor de uno de sus mayores aliados en la región.
De hecho, el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, se mudó meses atrás a suelo estadounidense, donde hace lobby con los republicanos para que el gobierno de Trump presione a las autoridades brasileñas, incluso a magistrados que juzgan a su padre.
“La decisión de Trump es un intento de injerencia en el sistema judicial, ya que Brasil es una democracia y no corresponde a Washington ejercer ningún tipo de presión sobre el Supremo Tribunal Federal”, le explicó a este diario Leandro Lima, profesor de política externa brasileña de Fundação Getulio Vargas.
Cabe recordar que, aunque en Estados Unidos el Congreso es el que tiene la facultad de gravar las importaciones, el presidente puede actuar en casos extremos y contemplados por la ley, en particular si hay riesgos para la seguridad nacional. Esta es la razón que Trump esgrime para tratar de corregir las balanzas comerciales con otros Estados. Sin embargo, las cifras y expertos recalcan que Washington tiene un superávit sostenido durante los últimos 16 años, que representó 284 millones de dólares en 2024.
La decisión de Trump es un intento de injerencia en el sistema judicial, ya que Brasil es una democracia y no corresponde a Washington ejercer ningún tipo de presión sobre el Supremo Tribunal Federal
Leandro LimaFundação Getulio Vargas
El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro. Foto:AFP
“Es realmente difícil entender las tarifas desde el punto de vista económico, porque los Estados Unidos han tenido superávit con Brasil desde 2009. Estas tarifas solo pueden entenderse desde una perspectiva ideológica”, le dijo a EL TIEMPO Thiago Amancio, consultor sénior de la firma Control Risks.
Pero, además de citar el juicio a Bolsonaro, Trump también habló en su carta de “cientos de órdenes de censura secretas e ilegales contra plataformas de redes sociales estadounidenses” (como Meta y X) emitidas por la justicia brasileña.
Esto se debe a que Brasil impulsa políticas y leyes para una mayor regulación de internet contra noticias falsas y discursos de odio. En la misma línea que defiende Lula, el Supremo brasileño endureció en junio la responsabilización de las plataformas por los contenidos de usuarios, en un proceso inédito en América Latina.
De acuerdo con Gimena Sánchez, la directora para los Andes de la organización Oficina en Washington para Asuntos de América Latina (WOLA, por su sigla en inglés), esto explica el otro capítulo de la colisión entre Brasil y la administración Trump. “En junio el Tribunal Supremo responsabilizó a Meta y X (de propiedad de Elon Musk, otrora aliado y financiador de la campaña de Trump), y le exigió normativas en el contenido y la seguridad de los usuarios”, lo que molestó a los republicanos.
Desde Estados Unidos, la prensa local incluso vio con preocupación el reciente impasse entre Brasilia y Washington.
The New York Times calificó la movida de Trump como una prueba de los límites legales que tienen los aranceles. “El ataque de Trump a Brasil encaja en un patrón más amplio, en el que ha tratado de aprovechar las herramientas del comercio para ayudar a sus aliados o promover una agenda no relacionada con el comercio internacional”, dice el diario neoyorquino. Mientras que el conservador Wall Street Journal dice: “Trump ve los aranceles como algo más que una simple herramienta comercial y económica. Son su arma para el control político, la influencia política y, en realidad, la dominación política sobre otras naciones, sin importar cuál sea el factor irritante”.
Y aunque el presidente Lula, gremios económicos y el Parlamento brasileño hicieron un llamado a dialogar con Washington, el gigante suramericano está decidido a responder en reciprocidad, una batalla comercial que podría perjudicar a ambas economías.
“Primero intentaremos negociar”, pero si no hay resultados habrá “reciprocidad”, aseguró el jueves el presidente brasileño, al canal Record TV después de hacer una defensa férrea de la independencia judicial de su país.
Trump ve los aranceles como algo más que una simple herramienta comercial y económica. Son su arma para el control político
¿Cómo es la balanza comercial entre Brasil y EE. UU.?
Los presidentes del Senado, Davi Alcolumbre, y de la Cámara de Diputados de Brasil, Hugo Motta, le pidieron al gobierno de Lula que utilice la vía del diálogo para intentar revertir los aranceles, pero citaron también una ley que permitiría responder con la misma moneda (ley de reciprocidad), en dado caso que no se llegue a un acuerdo.
Del lado de los empresarios, la Confederación Nacional de la Industria brasilera, la Federación de Industrias del Estado de Río y la Cámara de Comercio Americana –Amcham Brasil– expresaron su preocupación e hicieron un llamado urgente al diálogo, de acuerdo con O Globo, que recogió los comunicados de los gremios.
Aunque los expertos consultados reconocen que en una guerra comercial “todos pierden”, Leandro Lima reconoce que Brasil podría verse más afectado. Estados Unidos es el segundo socio comercial de los brasileños –después de China– para los productos de alto valor agregado como aeronaves, piezas automotrices y maquinaria, mientras que Brasil es el socio número 16 para Washington.
“Aunque Brasil es un país grande y tiene capacidad para aplicar retaliaciones contra sectores económicos estadounidenses importantes, como el tecnológico y el farmacéutico, dichas represalias podrían afectar negativamente la importación de insumos clave para la industria brasileña y provocar un aumento de la inflación interna”, acota Lima.
Amancio, por su parte, asegura que Brasil no depende tanto de Washington como otras economías de la región, por lo cual el impacto podría verse minimizado. Sin embargo, reconoce, por ejemplo, que “el sector del jugo de naranja, que vende el 40 % de su producción a Estados Unidos, ya ha dicho que las tarifas hacen inviable el sector”.
Sin embargo, el analista sénior de Control Risks agrega que el consumidor estadounidense también se podría ver afectado. “Alrededor del 32 por ciento del café consumido en Estados Unidos proviene de Brasil, y será un 50 por ciento más caro. Esto también podría tener un costo de popularidad para Trump”.
Así, hasta el cierre de esta edición, Trump parecía decidido a no conversar con su homólogo brasileño, y el viernes descartó una reunión en el corto plazo, aunque dejó abierta la posibilidad de cara al futuro, no sin antes defender a Bolsonaro como “un buen hombre”.
El acercamiento, por ahora, parece difícil, entre dos líderes que no han conversado desde que el republicano regresó al poder en enero de este año. Este alejamiento podría verse en el futuro empeorado, toda vez que está previsto que el juicio a Bolsonaro –quien enfrenta 40 años de prisión si es hallado culpable en la trama golpista– sigue avanzando durante el segundo semestre de este año.