En 2023, cuando concluyó la tercera cumbre Celac-UE en Bruselas, ambos bloques reiteraron su compromiso de fortalecer la asociación birregional y de promover una gobernanza mundial “más eficaz e inclusiva” que fuera respetuosa del Derecho Internacional. Dicho encuentro cerró, además, con el acuerdo de reunirse cada dos años para consolidar y revisar esos avances.
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Es domingo, con Santa Marta como sede de la cuarta edición de la cumbre, el encuentro se realiza en un momento de reajuste geopolítico y económico, y con la expectativa de que los compromisos asumidos hace dos años en temas como el comercio, la transición verde, digital y social, y la lucha contra la delincuencia organizada empiecen a tomar forma
Sin embargo, el entusiasmo generado por el encuentro y por la posibilidad de que se ratifique el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur -cuyas negociaciones arrancaron hace más de 25 años-, así como por eventuales avances en la agenda de inversiones del Global Gateway (alternativa europea a la nueva Ruta de la Seda impulsada por China), convive con varios desafíos.
El contexto actual es muy distinto al de hace dos años, cuando en la sede del Parlamento Europeo se relanzó la agenda con una visión más optimista del multilateralismo. El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca reconfiguró el sistema internacional: su política exterior, más agresiva y centrada en su programa America First, generó nuevas tensiones en temas como el comercio -por su política de aranceles y su guerra comercial con China-, la inmigración y la lucha contra las drogas.
A esto se suma que la propia Unión Europea enfrenta una dispersión de sus prioridades. La guerra en Ucrania -un conflicto sin una solución cercana-, la amenaza creciente de los drones en aeropuertos, la seguridad energética y la presión migratoria concentran buena parte de su atención, lo que, según varios analistas, limita su margen de acción en América Latina.
António Costa, presidente del Consejo Europeo, estará presente en la cumbre. Foto:Consejo Europeo
En paralelo, la inclusión del presidente Gustavo Petro en la lista Clinton añade una variable política y judicial inesperada para Colombia, justo cuando el Gobierno nacional busca proyectar liderazgo diplomático a nivel regional.
Según un reportaje del Financial Times, esta coyuntura habría influido en la decisión de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del canciller alemán, Friedrich Merz, de no asistir al encuentro. El medio sostiene que la decisión estaría relacionada con las sanciones impuestas recientemente por el Gobierno de Estados Unidos contra el mandatario colombiano, quien ejercerá como presidente pro tempore del mecanismo.
A ello se sumaría el despliegue militar ordenado por la administración Trump en el Caribe y la cautela de los funcionarios de la UE para no incomodar a Washington “por temor a que se desmorone un frágil acuerdo comercial alcanzado este verano para evitar una guerra arancelaria transatlántica”. “El impacto de lo que está ocurriendo en el Caribe es muy complejo”, declaró al Financial Times un funcionario europeo que tenía previsto asistir a la cumbre.
Desde la Cancillería, sin embargo, rechazaron esa lectura y descartaron cualquier vínculo entre la coyuntura internacional y la reunión de Santa Marta.
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“Eso hace parte de las especulaciones. No hay ninguna relación comprobada entre lo que está pasando con Estados Unidos y esta cumbre. Insisto, lo que hay son problemas de agenda, son problemas normales, que no ponen en tela de juicio el liderazgo que tiene Colombia hoy en América Latina y el presidente Petro hacia Europa como presidente de la Celac”, sostuvo el vicecanciller de Asuntos Multilaterales del Ministerio y coordinador nacional de Colombia ante la Celac, Mauricio Jaramillo Jassir.
La versión oficial, aunque más prudente, también resulta reveladora. En ambos casos, portavoces europeos señalaron que la ausencia de los líderes obedece a motivos de agenda y a la limitada participación de otros jefes de Estado y de Gobierno. A esta lista de ausentes se suma el presidente francés, Emmanuel Macron, quien, pese a la selfie que se tomó el jueves con Petro en la antesala de la cumbre ambiental COP30 en Belén (Brasil), tampoco asistirá.
Para los analistas, estas ausencias reflejan, en parte, las tensiones y los equilibrios que hoy marcan la política internacional. En ese sentido, la internacionalista Sandra Borda señaló que “todos (los países) están tratando de sobreponerse y sacar en algo adelante una relación que consideran importante con Estados Unidos, tratando de mantener un equilibrio entre hacer funcional la relación y hacer respetar su autonomía”.
Por el lado latinoamericano, la cumbre refleja también una fragmentación política que ha dificultado la construcción de posiciones comunes. Aunque la Celac ha intentado consolidarse como una voz unificada del continente, las diferencias ideológicas entre gobiernos de izquierda, centro y derecha han reducido esa eficacia como bloque. En Santa Marta no estarán Gabriel Boric (Chile), Claudia Sheinbaum (México) o Javier Milei (Argentina), entre los nombres más ilustres.
El presidente Gustavo Petro liderará la cumbre. Foto:Presidencia de la República
De ahí que el temor es que la reunión se convierta más en un espacio para declaraciones de intención que en compromisos de fondo.
De hecho, un análisis publicado por The Economist señala que el “principal valor” de la reunión de Santa Marta reside en su “mera celebración” y hace énfasis en cómo temas como Venezuela o las posturas sobre Gaza y la guerra en Ucrania han generado desacuerdos que han enfriado las relaciones en el continente.
“Lo que podría surgir de Santa Marta es un plan para celebrar reuniones ministeriales anuales, mientras que es probable que la UE , en la práctica, priorice las relaciones bilaterales con países más grandes como Brasil y México”, dice el reportaje de The Economist.
No obstante, desde la Delegación de la Unión Europea en Colombia se insiste en que la cumbre de Santa Marta no será solo un ejercicio simbólico, sino una oportunidad para consolidar proyectos que ya están en marcha y en los que se viene trabajando desde hace dos años.
El embajador François Roudié subrayó que, más allá de los gestos diplomáticos, la relación birregional se traduce en acciones concretas: interconexiones eléctricas para promover energías renovables, cooperación en inteligencia artificial y supercomputación, desarrollo de transporte urbano sostenible, programas de saneamiento y lucha contra la criminalidad.
En palabras del diplomático, la cumbre servirá como un “impulso político” a una agenda que se construye día a día y que apunta a una transición verde, digital y social compartida entre dos regiones que, pese a las tensiones globales, siguen apostando por el multilateralismo y la cooperación.
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Por ahora, un total de 12 jefes de Estado, seis vicepresidentes y 23 cancilleres confirmaron su participación en el evento. Entre los invitados de alto nivel se encuentran el presidente del Consejo Europeo, António Costa; el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; la primera ministra de Barbados, Mia Amor Mottley; el primer ministro de Portugal, Luís Montenegro; el primer ministro de Finlandia, Petteri Orpo; el presidente de España, Pedro Sánchez; el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi Martínez; el primer ministro de los Países Bajos, Dick Schoof; el primer ministro de Guyana, Mark Phillips, y el primer ministro de Croacia, Andrej Plenković.
Las negociaciones ya arrancaron
En la antesala de la cumbre, el vicecanciller encabezó la Reunión de Coordinadores Nacionales del bloque, destinada a ultimar los detalles de la Declaración de Santa Marta, el documento que trazará la hoja de ruta política y de cooperación birregional y que será presentado entre el domingo y el lunes.
El encuentro se realizó el jueves de manera presencial con la participación de delegaciones de Argentina, Barbados, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Haití, Honduras, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela, mientras que los demás Estados miembros se sumaron de forma virtual, esto con el fin de garantizar la presencia de los 33 países que integran el bloque regional.
En la sesión también participaron los representantes de los países que integran la Troika de la Celac -Uruguay, Colombia y Honduras-, junto con Rodrigo Peñailillo Briceño, representante en Colombia de CAF–Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, entidad que acompañó el proceso.
Santa Marta recibirá a los líderes en la Cumbre Celac-UE 2025. Foto:Cancillería
En diálogo con EL TIEMPO, Jaramillo aseguró que la declaración apuntará a un tono político que aborde la seguridad, la migración, los derechos humanos y la cooperación internacional.
“Hay unos temas transversales, reivindicaciones que tienen algunos Estados respecto de la paz y lo que está pasando en el mundo. Vamos a seguir negociando aquí 10 de noviembre. Vamos muy bien, vamos enviando y recibiendo versiones de nuestros pares europeos. Es normal que haya a veces disensos y trataremos de proyectar una declaración que tenga suficiente contenido político”, indicó.
Estas negociaciones muestran por qué la cumbre Celac-UE de Santa Marta se perfila como una oportunidad en medio de un mundo cambiante. En ese sentido, el verdadero desafío será convertir los discursos en compromisos reales.
Buena parte de esa tarea recaerá en el Foro Empresarial, donde se espera avanzar en proyectos de inversión, cadenas de valor y cooperación tecnológica. Si esos esfuerzos prosperan, la cumbre podría dar un nuevo impulso a la relación birregional.
CAMILO A. CASTILLO – Subeditor Internacional – X: @camiloandres894
JUAN PABLO PENAGOS – Redacción Política
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