El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa y copresidenta Rosario Murillo, aumentaron el control contra opositores tras las protestas de 2018 que dejaron más de 300 muertos, según la ONU, y considerados por Managua como un intento de golpe de Estado patrocinado por Washington.
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Marcha por la justicia a las víctimas de la represión policial en Nicaragua. Foto:Onda Local
En un informe divulgado en Ginebra y Panamá, los expertos dijeron que el gobierno de Managua “ha perseguido a millas de nicaragüenses en el extranjero”, muchos de los cuales huyeron del país tras la sangrienta represión de las protestas de 2018.
“El Gobierno de Nicaragua está extendiendo su represión contra las personas percibidas como opositoras más allá de sus propias fronteras […] en el marco de una campaña cada vez más intensa para silenciar a los críticos en el exilio”, indicó el grupo en un informe presentado ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
El grupo documentó denuncias de agresiones contra nicaragüenses exiliados, incluido el asesinato del mayor retirado Roberto Samcam en Costa Rica en junio pasado.
El militar de 66 años era un fuerte crítico del matrimonio Ortega y Murillo, señalados de instaurar una “dictadura familiar” en Nicaragua.
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Roberto Samcam, el mayor retirado de Nicaragua que fue asesinado en Costa Rica en junio pasado. Foto:@APLAProgresista/X
“El daño que sufren los nicaragüenses exiliados no es el resultado de un hecho aislado”, advirtió el presidente del Grupo, Jan-Michael Simon, citado en un comunicado.
“Su vida entera se desmantela sistemáticamente, comenzando con su desarraigo y la erosión de su identidad legal, lo que deriva en un colapso económico, aislamiento social y vigilancia omnipresente”.
Cientos de millas de nicaragüenses se encuentran en el exilio, principalmente en Costa Rica, Estados Unidos y España.
“Se ha extendido un clima de miedo entre la diáspora nicaragüense, ya que ningún lugar en el mundo parece seguro para los nicaragüenses que se oponen a Daniel Ortega y Rosario Murillo”, afirmó Reed Brody, un experto del grupo.
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, junto a su esposa y copresidenta, Rosario Murillo. Foto:Presidencia de Nicaragua/ EFE
“Una mano invisible persigue a las y los exilados dondequiera que vayan”, añadió.
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Nicaragua renunció al Consejo de Derechos Humanos de la ONU el 28 de febrero pasado en rechazo a un informe del grupo de expertos que acusó al gobierno de Ortega y Murillo de tener una “maquinaria de represión”.