La decisión convierte al líder derechista en el tercer jefe de Estado condenado en este país, pero el primero en ser enjuiciado por atentado a la democracia.
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Aunque los jueces tenían previsto dictar las penas en una sesión reservada para este viernes, la Primera Sala decidió pasar inmediatamente a la fase de sentencia una vez concluyó la audiencia en que, por cuatro votos a uno, declaró la culpabilidad de Bolsonaro y otros siete funcionarios, entre ellos exministros y exintegrantes de las fuerzas armadas.
Bolsonaro y los demás detenidos fueron hallados culpables de delitos contra la democracia, como intento de abolición del Estado democrático de derecho, golpe de Estado, organización criminal, deterioro del patrimonio protegido y daño calificado.
El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro. Foto:EFE
Según el juez Alexandre de Moraes, Bolsonaro fue el “líder” de una “organización criminal” que conspiró para intentar impedir que el actual mandatario asumiera el poder. La trama golpista habría incluido, de hecho, un plan para asesinar a Lula da Silva.
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“La Fiscalía consiguió describir satisfactoriamente una organización criminal armada, estructurada jerárquicamente y orientada a perseguir un proyecto” centrado en la “permanencia en el poder del presidente Bolsonaro, sea cual fuera el método criminal a ser utilizado”, dijo el presidente de la Primera Sala, Cristiano Zanin.
Antes de Bolsonaro, la primera condena anunciada fue la del teniente coronel Mauro Cid, antiguo edecán del expresidente, que fue sentenciado a dos años en régimen abierto, por haber colaborado con la Justicia testificando contra los otros investigados.
Lectura de la sentencia contra Jair Bolsonaro. Foto:AFP
Así se construyó el intento golpista en Brasil, según la Fiscalía
El complot, según los investigadores, empezó a gestarse en 2021. La Fiscalía citó en concreto el 29 de julio de 2021, cuando Bolsonaro emprendió una campaña de descrédito contra el proceso electoral y el Poder Judicial en un directo en sus redes sociales.
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Esa ofensiva, según la investigación, se dio pocos meses después de que el actual gobernante, Luiz Inácio Lula da Silva, recuperó sus derechos políticos tras ver anuladas sus condenas por corrupción y cuando empezó a liderar los sondeos de cara a los comicios de 2022.
El complot, según el juez instructor, buscó crear un relato contra las instituciones democráticas, que se complementó con la difusión masiva de noticias falsas, para justificar en el futuro el quiebre constitucional.
Expresidente Jair Bolsonaro Foto:AFP
Confirmada su derrota en la segunda vuelta de las presidenciales, Bolsonaro y su equipo buscó entonces impedir “a cualquier coste” la investidura de Lula.
Para ello, elaboraron modelos de decretos para imponer medidas excepcionales, acabar con la Justicia Electoral, detener a diversas autoridades y mantenerse en el poder.
También vigilaron a adversarios políticos y hasta planificaron el asesinado de Lula, de su vicepresidente Geraldo Alckmin y del propio juez De Moraes.
Luiz Inácio Lula da Silva en la ONU. Foto:Getty Images via AFP
Mientras Bolsonaro buscaba revertir su derrota en las urnas en los despachos, sus simpatizantes buscaron sembrar el caos en las calles, según el Supremo, con bloqueos de carreteras y ataques contra la Policía.
Pero el episodio más grave ocurrió el 8 de enero de 2023, una semana después de la investidura de Lula, cuando miles de radicales invadieron y vandalizaron las sedes de la Presidencia, el Congreso y el Supremo para forzar una intervención militar. Esa fue, según el Supremo, el último intento del complot que “lideró” Bolsonaro.
Asalto a las sedes del poder en Brasil el 8 de enero de 2023. Foto:AFP
La sociedad brasileña, polarizada, se muestra dividida entre quienes consideran el juicio un ejercicio de defensa de la democracia y quienes aducen motivaciones partidistas.
REDACCIÓN ÚLTIMAS NOTICIAS
*Con AFP y Efe